El rock en el Estado de Morelos ha sido generador privilegiado de identidades colectivas, acompañando a varias generaciones durante cinco décadas en una especie de banda sonora; esto es, la música como evocadora de imágenes, recuerdos, y como la experiencia de un viaje. Asimismo, el rock tiene como fortaleza la capacidad de autogestión y organización, la solidaridad con diferentes causas, el sentido de pertenencia de sus miembros y la militancia que ocasiona al brindar cohesión al grupo, gracias a sus rasgos de identidad, como son el lenguaje, la forma de vestir, la música y la apropiación simbólica de los espacios públicos.
Por otra parte, el rock y sus diversas ramificaciones constituyen un fenómeno de masas que es transnacional, multimedia y transgeneracional, muy importante en el siglo pasado, y que mantiene una profunda influencia en la juventud hasta nuestros días. En ese contexto me es grato dar cuenta del momento creativo que vive el Estado de Morelos en la configuración de una escena musical alternativa, diversa y propositiva; misma que se ha visto fortalecida en los últimos años gracias al trabajo colectivo y a la creación de circuitos de intercambio, impulsados por los propios músicos con sus pares al interior del país, e incluso en el extranjero, estableciendo las nuevas formas de relacionarse, promoverse y de distribuir su música en otras latitudes.
Los temas que se incluyen en este álbum son el resultado de la colaboración de todas y cada una de las bandas participantes, en un hecho sin precedentes, reuniendo agrupaciones con trayectoria desde la escena subterránea e independiente con algunas de las nóveles bandas emergentes que representan los sonidos contemporáneos. El resultado es esta cartografía sonora que nos invita explorar el Estado de Morelos a través de la música de sus creadores… ¡buen viaje!
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