La escritora Alma Karla Sandoval comparte su sensibilidad y la percepción poética que le inspiran sus orígenes morelenses en su libro «Vaga Forma de Acercarse a la Luz para Quemarla».
NAÚTICA DE COATETELCO
Porque el agua cobró un favor dorado
nos llevaste a navegar sobre el castigo
de la diosa de corazones en el cuello.
Se movía esa balsa como el perdón,
a veces brusca, a veces lenta.
Avanzaba sin llegar al resto de la luz sin frío.Te daba miedo ese dolor de anguila,
esos peces grises debajo de nosotros,
triste ramo de nísperos sin rumbo,
unos cuantos ojos brillando
para la ofrenda de noviembre
después del sacrificio,
de lo que trae oscuridad y las serpientes
si el odio es una laguna,
maldición de algas saladas,
haz del ocaso también muerto
por órdenes de la Coatlicue.Tú nos decías que con ese dolor crece la leyenda
y en los ojos de mi hermana la disputa
por el cañaveral se abría en su mente,
en sus manos con anillos rojos,
también en el corazón colgando como dije
que escondí en mi pecho.Ahí, sobre las aguas
que perdían el oro y se volvían argentas,
aprendimos el poder de las faldas de serpientes.
Cuando desembarcamos,
éramos un par de espejos con melenas,
una historia de agua dulce
que te quitó la sed de un día.
«Vaga Forma de Acercarse a la Luz para Quemarla» es un libro que Alma Karla Sandoval trabajó en el taller de la poeta María Baranda, luego de una experiencia previa, su libro «Beijing», un camino poético para acercarse a la tradición oriental desde la sensibilidad de una morelense:
“… tenía como las ganas de escribir un libro donde el paisaje morelense fuera mexicano; y en donde existiera un diálogo con mi raíz profunda… quería esta oportunidad de dialogar con lo azteca, con lo maya, lo tolteca y también con la infancia. Había muchas cosas que revisar todavía de ese territorio dorado que es la infancia… creí que ya era el momento, que tenía como la perspectiva suficiente después de haberme alejado y me gustó lo que sucedió, fluyeron los poemas, me di cuenta que ese era el gran tema de «Vaga Forma de Acercarse a la Luz para Quemarla». Alma Karla Sandoval.
La mirada, el corazón, la intuición de Alma Karla y los paisajes de su infancia se reunieron en esta obra.
“Algunos alumnos míos hicieron un trabajo sobre la serpiente que dicen hay abajo de la laguna de Coatetelco, una leyenda que ya había escuchado y con el trabajo de mis estudiantes regresé a ella.. luego, con mi hermana y mis sobrinos hicimos un viaje, como ya había muchos elementos: estaba ese encuentro con mi familia, ese viajecito en el barquito que hay en la laguna de Coatetelco y yo traía el conocimiento de la leyenda… fundí todo. Ese es un ejemplo de cómo esta Cuatetelco, cómo está el barrio de Nexpel en Jojutla, están las cañas están los arrozales de Zacatepec de Puente de Ixtla de Jojutla no tanto esta Cuernavaca aunque si hay referencias pero la idea era que el libro quedara en la periferia del estado no es un libro de centro y eso también me gusta porque creo que me lo debía”
La memoria y los recuerdos son material vital para la poeta Alma Karla Sandoval; herramientas con las que construye su propio universo. Sobre esto comenta:
“Yo creo que los recuerdos son importantísimas minas de cuentos y de poemas, de hecho creo que escribir es recordar, y recordar en el término de volver a pasar con el corazón dolor y felicidad. Si dejas que los recuerdos te habiten, creo que hay una buena manera de enfrentarse a literatura y de poder incluso construirla.
Escribir poesía es salvar el instante… y ahí está cierta mística de la literatura, uno escribe a partir de lo que sabe, a partir de lo que ha vivido, de lo que sueña, de lo que quiere, de lo que odia… yo sí creo eso, es muy difícil que el escritor la escritora se deshaga de su vida, habrá quien diga exactamente todo lo contrario, que para escribir ficción te tienes que olvidar absolutamente de ti mismo, hay algo de ti en todo aquello que escribes.
Creo que los recuerdos son importantísimas minas de cuentos y poemas, de hecho, creo que escribir es recordar”.
En un artículo sobre «Vaga Forma de Acercarse a la Luz para Quemarla» Ethel Krauze menciona:
Alma Karla está en varios lugares/espacios del mundo/poema. El pasado es historia y también infancia. “Una patria es el hueco que haces con las manos… La patria es una idea que se hace con ceniza”. Y también: “Para escribir un poema, dicen, hay que merodear la infancia. Es un asunto, quizá, de olores”.
Este libro de Alma Karla Sandoval recupera la raíz, la esperanza, y los recuerdos que nos construyen y fortalecen para soportar las sombras: luz que ciega, que ensordece, pero también ilumina y busca un símbolo de paz profundo.
