Sin dolor y sufrimiento, la vida no se puede presumir como un logro inmaculado. Cría puercos es una película enteramente necesaria por su honestidad y calidad humana.
Es muy grato encontrar en cartelera más de dos películas mexicanas en tiempos de incertidumbre y una que otra ocurrencia legislativa. Si bien en los últimos meses la exhibición del cine mexicano ha partido el queso en rebanadas más o menos iguales, su presencia en las marquesinas no garantiza el apoyo que el gremio ha sugerido a los nuevos rostros de la cámara de diputados, sino justo todo lo contrario. Sí, esa bolita que nos sube y nos baja nada más no termina de estabilizarse.
Sobre las olas de estos mares, flotan de pronto destellos certeros de la consolidación de nuestro cine. Cría puercos de Ehécatl García es una ópera prima, pero dista mucho de lo que estamos acostumbrados a recibir de los primeros largos egresados de las escuelas de cine. Es una película que se engalana con brillos de varios temas que tendrían que estar en la mesa de cualquier mexicano y en las curules de los ya mencionados. La migración, la vejez, la eutanasia, el cuidado animal, etc.
Esmeralda es una mujer que ha perdido a su compañero de vida. Su único hijo vive el sueño americano y en ocasiones se acuerda de ella mediante llamadas telefónicas y las remesas. En medio de la ausencia y la soledad, Esmeralda encuentra salida a su depresión cuidando a Cuina; una cerdita.
Cría puercos mantiene las virtudes natas de lo hecho con amor, aquellas que hacen la diferencia entre arte y artesanía.
Si estas líneas sirven para sincerarse, puedo decir que no soy seguidor del cine pretendidamente lacrimógeno, cosa que temí encontrar en Cría puercos. En cambio, lo que si encontré (y aplaudí) fue una película hecha con honestidad, un fuerte chiflón de aire con aroma a hogar de madre, de esposa, de buen cine. Y es que la historia nos adentra a la vida rural mexicana, donde todo es natural y en donde la comunidad local se encarga de curar sus propios males a través del amor y el hermoso hábito de compartir. Esmeralda, el personaje protagónico de Concepción Márquez es el ente maravilloso que nos enseña lo dura que se puede volver la vida cuando llega la soledad y el olvido.
Cría puercos es una balanza de emociones que equilibra la pérdida, la distancia y el afecto familiar con el cariño y el apoyo de los amigos. Es un obra tan redonda, que para quienes gustan de la gastronomía pueden encontrar en ella un salivazo de alegría y auxilio. Pues es en la comida donde se entiende que el mexicano sacude sus penas, el compartir bocado y cada sorbito de mezcal también reconforta el espíritu de los golpeados por el destino.
Una historia que no se exenta de la complejidad sino que la hace más ligera cuando el director sabe liderar con rumbo definido.
Ehécatl presenta un trabajo sin hacer alarde al “cine de arte”, pues son muchos los maleducados que piensan en festivalear antes de siquiera construir un buen guión. Cría puercos mantiene las virtudes natas de lo hecho con amor, aquellas que hacen la diferencia entre arte y artesanía. Les presento pues, a una de las mejores películas mexicanas de este 2018.
https://www.youtube.com/watch?v=QtgLIfqbWIQ
Por Carlos Rodríguez.
CRÍA PUERCOS / Dir. Ehécatl García / México 2018 / 90 min. / Centro de Capacitación Cinematográfica CCC.
