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El «Alebrije» interior de Alejandro Marcovich

El «Alebrije» interior de Alejandro Marcovich

Alejandro-Marcovich-Alebrije

Alejandro Marcovich, guitarrista naturalizado mexicano quien se autodefine como «un ser humano en vías de extinción” vuelve a la escena musical como solista con el disco «Alebrije».

Con una instrumentación nutrida y letras minimalistas Alejandro Marcovich gana esta batalla apostando por lo inusual para crear su propio lenguaje musical en «Alebrije», donde toma riesgos y rompe normas para hacer de este disco un ejercicio personal, donde se descubre a sí mismo como un Alebrije outsider que va mutando y nutriéndose de toda su experiencia musical. Sobre la portada de su disco Marcovich comenta:

 

“Pues como tu vez en la portada me convertí en un monstruo, pero no es un monstruo real que puede causar problemas en la vida como una especie de Mr. Hyde, simplemente es un alebrije musical; un producto de toda mi experiencia en la música que son unos treinta y cinco años»

 

Uno de los temas de este disco que generó polémica al momento de salir fue el primer sencillo “No tengo nada que decir” interpretado por Alejandro Marcovich junto a Jessy Bulbo. Él nos explica el surgimiento y verdadero significado de esta canción.

 

Es una canción que tiene raíces punk, los grupos punk hacían mucho este tipo de cosas repetir y repetir una frase, a veces de una manera poco payasesca; incluso a grupos de post punk como Devo o Taking Head les daba risa cuando David Byrne cantaba fafafafafa….. nosotros crecimos con esa música, y a mí me parece una canción chistosa.

Habrá los que piensan que por repetir tantas veces no tengo nada que decir, significa que no se escribir letras, igual y si igual y no, pero en esta canción fue lo que quise escribir y la música tiene que ver con eso. Pero curiosamente al llegar al coro lo que digo, después de decir tantas veces no tengo nada que decir, es “me siento bien cuando estoy contigo se me olvida el tiempo y me invades los sentidos”, los cinco sentidos o los seis si quieres … es como un juego el hecho de repetir tantas veces no tengo nada que decir, es una cuestión filosófica para los que piensen que lo escribí porque no tengo nada que decir, igual y es una boba canción de amor como diría Paul McCartney.

 

 

 

 

El disco Alebrije es una apuesta por lo breve, pero profundo; donde la guitarra reposa, se esconde y de pronto aparece con el sello característico de Alejandro Marcovich, combinado con letras sencillas que exploran el sonido del lenguaje y sus posibilidades. Sin embargo, la canción «El Viaje» donde participa Emmanuel del Real, es distinta.

 

«Es la única canción que tiene una letra más o menos formal y más o menos larga, el resto de las canciones tienen letras, diría yo, minimalistas: dos líneas y vámonos. Te lo digo a ti de frente que eres poeta y que escribes cosas que van mucho más allá de las dos líneas, con metáforas y sacáforas como diría Jaime López. No soy un gran compositor de letras, pero me dieron ganas de hacer estas con dos líneas o un simple párrafo, porque te pueden decir con pocas palabras todo lo que podrías decir con muchas”.

 

Alejandro Marcovich vivió una experiencia que sin duda lo marcó, una operación difícil a la que se sometió hace algunos años, y justamente porque era de alto riesgo nos cuenta qué sintió y los miedos a los que se enfrentó; logrando dar una vuelta de tuerca a este suceso, para canalizarlo hacía un lado creativo.

 

«Duró como diez horas, ya me imagino las gotas de sudor del equipo de cirujanos, anestesistas y todos. Tuvieron que despertarme en un punto de la operación para dialogar conmigo, y hacerme una serie de tests para poder lograr lo que se llama cirugía funcional que es una cirugía donde te quitan el tumor, pero además hacen el máximo esfuerzo para dejarte funcionando normal.

Una cosa es quitarte un tumor en el cerebro y salir vivo de la operación, y otra que no quede rastro de la cirugía en sentido de mi capacidad musical y demás funciones, el único indicio fue que estaba completamente rapado. Me abrieron la mitad del cerebro en una cirugía de alto riesgo de la cual afortunadamente salí muy bien, estoy a punto de cumplir cinco años de esta cirugía y aquí estoy”…

 

Alejandro-Marcovich-IMRyT

 

Alejandro no sólo es compositor e intérprete, también se ha desempeñado como productor para otros artistas. Sobre el inicio de esta faceta, nos comparte una anécdota junto a George Tocko y Santa Sabina:

 

“La producción también es un aprendizaje para los artistas y para mí. El primer disco que produje fue el primero de Santa Sabina….  el ingeniero de sonido fue George Tocko, también fue ingeniero de grabación, mezcla y masterización de mi disco «Alebrije«. Rescaté mi relación con él después de muchos años, y lo traje a México para hacer este disco, tiempo después se enfermó y acaba de fallecer hace muy poquito.

George era un experimentado ingeniero de grabación para artistas como Rod Steward y John Cugar, grabamos el disco de Santa Sabina en Los Ángeles y me acuerdo que él estaba haciendo malabares para sacar el sonido a la batería y a todo. Yo estaba sentado a su lado, de repente volteó y me dijo: te toca, y me cayó un veinte del tamaño de un disco: uppps soy el productor, pero no tengo un diploma ¿cómo hago para producir este disco?.

Llevaba meses trabajando con Santa Sabina en el cuarto de ensayo, arreglando canciones, modificando cosas, proponiendo cambios para que fuera evolucionando todo, pero en ese instante entendí que debía agarrar el timón y producir el disco… y lo empecé a hacer. Aprendí sobre la marcha y de ahí en adelante produje muchos grupos y diferentes artistas, he aprendido mucho en este proceso”.

 

 

Para Alejandro, las guitarras son la forma con la que expresa sus emociones, pues era muy tímido de pequeño; la música fue el camino que eligió para vencer batallas personales y esa timidez. La guitarra es el instrumento que lo cautiva, le permite encontrase e incluso romper las reglas. Contrario a lo que podría pensarse Alejandro no le pone nombres a sus guitarras.

 

“Era tímido por supuesto, es una batalla que he tenido que desarrollar a lo largo de toda mi vida. Cuando abandoné la física para dedicarme de lleno a la música, fue por elegir un camino que me fuera a exigir romper con la timidez: enfrentarme a entrevistas, conocer más gente, viajar… consideré que la física me iba a mantener contenido.

Mis guitarras son instrumentos, la gente me pregunta ¿tienen nombre tus guitarras?, ¿porqué ésta? y ¿porqué las pastillas?… la verdad es que las guitarras que tengo son que compré y las uso tal como venían, excepto mis dos guitarras Ibañez que traían pastillas un poco mediocres de fábrica y yo las cambie por pastillas un poco mejores de otra. Pero mis guitarras son stock, como se dice en inglés, las compro tal como vienen y así las uso porque considero que son instrumentos para trabajar “.

 

«Alebrije» es una propuesta recomendable para los fans de los solos de guitarra de Alejandro en Caifanes, pero también para todos aquellos que les gustan los experimentos sonoros, o son melómanos de corazón. Todos los ritmos confluyen, se manifiestan armónicamente dando soporte a lo que resulta ser un disco camaleónico. ¡Ganaste esa estrellita en la frente Marcovich!

 

Natalia Correa
Autor@
Natalia Correa

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