El Foro del Dinosaurio del Museo Universitario del Chopo fue escenario de la presentación de los libros más recientes de La Ratona Cartonera, una editorial que nació a finales de 2009 en Cuernavaca, Morelos. Ex tinta, de Beatriz Stellino, y Peatonal, de Martin Cinzano fueron presentados por sus autores, con la música y las ambientaciones sonoras de Ampersan, ante poco más de cien espectadores.
La Ratona Cartonera es una editorial que nació a finales de 2009 en Cuernavaca, Morelos, inspirada en diversos proyectos editoriales cartoneros de América Latina. En sus siete años de existencia ha publicado 23 títulos de autores que incluyen a varios integrantes del Movimiento Infrarrealista (Bruno Montané, Mario Santiago, Pedro Damián, Ramón Méndez), Juan Villoro, Luis Zapata, Manuel Illa nes, entre otros. Otra labor fundamental de La Ratona Cartonera han sido los talleres de edición de libros impartidos a maestros indígenas de Veracruz, Oaxaca, Puebla, Guanajuato, Guerrero y Morelos. Esta labor ha sido replicada en otras comunidades indígenas.
Ex tinta, de Beatriz Stellino, es una serie de textos que navegan entre la prosa y la poesía, una reflexión intima que Alicia Reardon describe así en el texto de presentación:
“Las imágenes de Ex tinta se detienen en lo que está a punto de nacer, de crecer o de transformarse. Esta poesía nutre la unión entre una realidad externa, ya tocada por los sueños, y una visión interna que es aún más transformadora”.
Peatonal, de Martín Cinzano, es una colección de poemas donde, de acuerdo a su autor, “el azar invoca y desemboca en la experiencia de un desalojo; la calle, entonces, como el reguero de odio y amenaza del y para el peatón, culminando en un estilete de impotencia realista”.
La participación de Ampersan, un grupo que en tiempos recientes comienza a tener una mayor notoriedad, a través de su presentación en varios de los principales foros culturales del país, contiene un significado importante para el proyecto editorial de La Ratona Cartonera. En diversos momentos, Ampersan ha sido cómplice de sus presentaciones editoriales, interactuando con los poetas (Casa del Lago, Foro Alicia, entre otros lugares).
Compartimos dos textos de los libros presentados:
De Ex tinta:
Versión de abril
He caminado en el desierto hasta su blancura fina, lo he mezclado, lo he horneado, y el pan está a punto de nacer entre las dunas. De piedra batida, cremosa, las nubes rondan, y la estrella venusina, como tenedor, baja sus rayos rasguñándome de lado, dibujando una docena de costillas en torno a un cardenal sujeto entre sus luces. En el bebedero hay un beso adormilado; en los alrededores, mi piel se quiebra en geometrías que indican tanto el paso lento como el interminable camino.
Pétalos pierde el envoltorio…
En mis huesos, la huella de una caricia no pronunciada pone mi tierra a temblar: sismo y sed, y beso atado, de mordedura mortal, se asoma buscando al ave de pigmentación ardiente.
La primavera peina su pasado en el espejo nocturno, cuando la realidad se apacigua mostrándose clara. Risas hay, temblando a un lado de la luna, ¿pero quién llega hasta ellas? La arena es un recuerdo muy mayor, cada vez más antiguo y delicado; una risa franca rompería su vidrio, asustando al pájaro encarnado.
Contra los rayones de luz ardería la piel copiosamente…
Por doquier corren los pies, se multiplican, claman por agua, claman por viento, claman por ceniza, pero al cabo siguen siendo sólo un par de pies en un desierto inabarcable, y es mejor no hallar consuelo: un solo beso quema, derrama la sed por todo el cuerpo.
El colapso se despliega…
Al cardenal enmudecido las plumas se le acaban… ¡Alto!
Ni un beso: incompleto, entero o roto. Ni el asomo de un roce similar a una caricia: ¡nada!
He aquí el sello que estampa un laberinto en la harina recién horneada, apacible en horas nocturnas, anhelante bajo el sol. Laberinto que dibuja en todos los pizarrones del cielo su mismo laberinto para su lectura. Harina sellada diariamente con cuidadoso artificio: el universo disminuye el volumen de sus frases cuando quiere hablarle a mi deseo aislado allí, en la vastedad.
He aquí una miga mojada en arena para mi boca seca…
He aquí una miga mojada en piedra para mis labios secos…
De Peatonal
Sudeste Petrolero
Vinimos a rebotar en esta esquina
sin muchas ganas de hablar después de llegar a la final
y perderla.
Antes aquí había un banderín de córner y ahora
sólo estamos los vecinos viendo la tele
hipnotizados junto a una fogata:
harto frío en esta contraesquina
cofradía del tonayá y el alcohol de noventa.
A veces echo de menos aquel bluf desafiante
de los clubes de cacho
el silencio cicatrizado de los jugadores de ajedrez
impertérritos entre las gordas ratas veloces
del metro Hidalgo,
y me agarra la nostalgia por ustedes
hinchas del Sudeste Petrolero.
Un equipo con ese nombre
de pulquería rotunda
no merecía ni la amonestación
de aquel defensa de codo levantado y gillette furtiva
pulcro en la estocada
allá en los potreros sin área chica de Uyuni
o Iztapalapa. Cómo,
cómo es que un arquero de ese equipazo legendario
pactaría su contrato
o iría a poner el culo a calentar en la banca mundial
a merced de un fondo buitre como delantero español.
Ay si el general Cárdenas le echara un ojo
a la tabla de posiciones la terrible campaña
de su equipo
los goles en contra, el camarín vendido al capital foráneo
seguro se teñiría el bigote como Charly García
en señal de protesta.
Pero y si los vecinos de la esquina me pregunto
sólo se levantaran y gritaran como tú
le gritabas al árbitro allá en los potreros de Melipilla
saquero/ hijo de puta/ la puta
que te parió/ una y otra vez,
¿qué pasaría?
Sudeste Petrolero,
se veía venir pero nadie quiso ver tu descenso
a los infiernos de la deuda programada.
Ahora, arrímate a este fuego y coopera
para un trago.